martes, 3 de abril de 2012

Por qué tengo un blog y continúo en el intento.

Debo a Mayte Pascual mi tozuda permanencia en la blogosfera. Es un empeño cuya finalidad aún me cuestiono porque si bien me atraen las infinitas posibilidades que descubro en ella, también me abruma reconocer mi ignorancia y darme cuenta de lo mucho que me queda por aprender. Vamos, que sufro un conflicto parecido al de un niño a la orilla del mar, que teme entrar al agua por miedo a las olas y a la vez le gustaría jugar con ellas.

Recuerdo mi última conversación con Mayte cuando le comenté mis peleas con este blog, que a veces perdía sentido y otras me lo devolvía todo. Con mucha seguridad, me desveló sus convicciones sobre la red, la importancia de generar contenidos y la necesidad de construirse poco a poco una identidad digital.

Como respeto mucho su criterio profesional y conozco su amistad con Manuel Castell (aquí tienes la entrevista que le hizo con motivo de la publicación de su libro 'Comunicación y poder') le doy un valor especial a sus opiniones en este tema. Te recomiendo, por ejemplo, que veas el magnífico reportaje que Mayte realizó para Informe Semanal sobre emprendedores españoles en Silicon Valley y conozcas algunas de las diferencias culturales que nos llevan a estar donde estamos.

Portada de mi blog en abril de 2012


En fin, a lo que iba. Antes de empezar a escribir este entrada, me he documentado buscando en Google la frase 'Porqué tengo un blog' y han aparecido 57.900 entradas, que le vamos ha hacer, la originalidad  hay veces que aparece en espacios distintos y a destiempo. Lo cierto es que me tranquiliza saber que esta cuestión ha preocupado a muchos y debe ser una fase por la que pasar cuando llevas algún tiempo en este medio.

Aún recuerdo las vueltas que le dí a mi primer post antes de lanzarlo, un vértigo que todavía siento cada vez que pulso al botón 'publicar'.  Han pasado dos años desde entonces y con los altibajos que te he comentado, siento que los motivos principales para continuar escribiendo están alejados de los que en principio parecen obvios: crear una marca personal, mejorar mi reputación profesional, generar una red de contactos o vete tu a saber.

Lo cierto es que la única forma de descubrir el sentido de todo esto es metiendo las manos en la harina y probando tu propio pan. Así que me encuentro haciendo experimentos, variando las proporciones de los ingredientes y midiendo la temperatura. En el horno descubro además que :
  • escribir me ayuda a centrar las ideas y mantener despierta la curiosidad, 
  • en el blog estoy construyendo un archivo histórico donde revisar la evolución de mis intereses,
  • me ayuda a mejorar el estilo y recordar la ortografía.
  • en ocasiones, cuando me pongo a escribir, siento la sensación de fluir  que describe  Mihály Csíkszentmihályi, confirmándome el poder motivador de las recompensas intrínsecas, y lo más importante para mi, 
  • el hecho de tener total libertad para expresar lo que quiera, me hace descubrir mis propias limitaciones.

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