Un objetivo de grupo no es la suma de los objetivos individuales.
Para que se forme, tendréis que averiguar primero dónde os encontráis y hacia dónde queréis ir en base a criterios de equidad, que todos tengan igualdad de oportunidades para realizar sus aportaciones y eficacia, que las tareas propuestas confirmen que vais hacia el objetivo.
La equidad se refiere a que cada persona pueda hablar y dar a conocer su punto de vista mientras los demás escuchan, consideran la información y llegan a una decisión compatible con los intereses de la mayoría.
Sin embargo, algunos serán más enérgicos y hablarán más, otros solo participaran en los temas que no estén de acuerdo y otros ni siquiera abriran la boca. Debido a la cantidad de tiempo que sería necesario para que la participación fuese completa, a menudo, se sacrifica este principio en aras de una supuesta eficacia, siendo el experto o el directivo quien toma la decisión.
El mito de que los grupos consiguen sus objetivos por el mero hecho de reunirse no es del todo cierto. Si se descuida la planificación, es fácil que la reunión se convierta en un guirigay y pierda pronto el sentido. Respetar el turno de palabra, presentar propuestas constructivas y saber escuchar requiere un aprendizaje.
Si quieres lograr eficacia, tendrás que definir con claridad el objetivo y permitir no solo la discusión ordenada de las alternativas por parte de todos, sino también el análisis de los recursos necesarios, la elaboración de un proyecto o un plan de trabajo y la consideración de que el tiempo de análisis es limitado.
Realizar el siguiente ejercicio de modo participativo, puede ayudaros a descubrir las diferentes opciones latentes en el grupo, incluirlas y empezar a trabajar sin perder de vista el objetivo.
La equidad se refiere a que cada persona pueda hablar y dar a conocer su punto de vista mientras los demás escuchan, consideran la información y llegan a una decisión compatible con los intereses de la mayoría.
Sin embargo, algunos serán más enérgicos y hablarán más, otros solo participaran en los temas que no estén de acuerdo y otros ni siquiera abriran la boca. Debido a la cantidad de tiempo que sería necesario para que la participación fuese completa, a menudo, se sacrifica este principio en aras de una supuesta eficacia, siendo el experto o el directivo quien toma la decisión.
El arte consiste en utilizar una justa combinación de ambas.
El mito de que los grupos consiguen sus objetivos por el mero hecho de reunirse no es del todo cierto. Si se descuida la planificación, es fácil que la reunión se convierta en un guirigay y pierda pronto el sentido. Respetar el turno de palabra, presentar propuestas constructivas y saber escuchar requiere un aprendizaje.
Si quieres lograr eficacia, tendrás que definir con claridad el objetivo y permitir no solo la discusión ordenada de las alternativas por parte de todos, sino también el análisis de los recursos necesarios, la elaboración de un proyecto o un plan de trabajo y la consideración de que el tiempo de análisis es limitado.
Realizar el siguiente ejercicio de modo participativo, puede ayudaros a descubrir las diferentes opciones latentes en el grupo, incluirlas y empezar a trabajar sin perder de vista el objetivo.
Características del objetivo:
- Medible, que se pueda grabar, filmar o pesar para poder percibir un antes y un después.
- Específico, que responda a las preguntas ¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo? y ¿cómo?.
- Temporizado, con fecha límite.
- Activo, que su logro esté bajo nuestro control.
- Realista, que provoque tensión sin crear desánimo.
- + positivo, redactado en términos positivos.
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